Coincidiendo con el campeonato mundial de baloncesto que se ha celebrado en España en los primeros días del mes de septiembre, una conocida compañía cervecera promocionó su producto sin alcohol con el eslogan “ciudadanos 0.0” y la leyenda “qué bien sienta ser ciudadanos 0.0”. Otra compañía, en este caso una multinacional hostelera de alojamiento a bajo coste, adoptaba en su campaña publicitaria el mensaje: “El bienestar a un precio razonable” y así lo lucía en las fachadas de sus establecimientos. Desde la deformación profesional que, confieso, tamiza mi manera de percibir la realidad, la lectura de estos mensajes me suscitó dos reflexiones: La primera relativa a cómo en no pocas ocasiones la publicidad hace uso y abuso de palabras, imágenes y conceptos con fuerte significación social (en este caso, el concepto de ciudadanía), y los trivializa sin recato ni pudor alguno para lograr sus objetivos. Esto no es nuevo. Todavía está en la mente de muchos el escándalo que provocó el anu