Horizonte 2018: Declaremos ilegal la pobreza
No aceptéis lo habitual como cosa natural, pues en
tiempos de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de
humanidad deshumanizante, nada de be parecer natural. Nada debe parecer
imposible de cambiar (Bertold Brecht).
Ricardo Petrella, profesor de renombre internacional,
politólogo y economista italiano es uno de los promotores de una
iniciativa internacional de calado que puede sonarnos extraña o utópica:
la campaña “Declarar Ilegal la Pobreza”. El significado de
esta iniciativa es poner fuera de la ley los factores o causas
estructurales que están en el origen de los procesos de desigualdad, de
empobrecimiento y de exclusión de millones de ciudadanos. La campaña se
orienta a declarar ilegales las leyes, las instituciones, y las
prácticas sociales y colectivas que entorpecen la justicia social y
económica, que atacan la democracia e impiden el ejercicio de la
ciudadanía.
Pobreza y empobrecimiento
Una de las situaciones más inhumanas es el hiriente
aumento de las desigualdades debido a la creciente concentración de la
riqueza en manos de una minoría irresponsable e inconsciente. Estamos
inmersos en un proceso bárbaro de “acumulación por desposesión” como
señalan pensadores de prestigio y confirman desgraciada y atinadamente
todos los estudios serios. La riqueza se está concentrando en manos de
una minoría que controla también numerosos medios de comunicación
social, lo que les permite ocultar, distorsionar y manipular la realidad
en función de sus intereses.
Habitualmente hablamos de pobreza y tal vez sea mejor
hablar de empobrecimiento. Porque hay una pobreza libremente escogida,
mientras que hay otra impuesta que deshumaniza al no permitir vivir con
dignidad.
Cuando aquí hablamos de pobreza no nos referimos a la
pobreza escogida como estilo de vida, como un camino de liberación de
las ataduras de los bienes materiales, como una renuncia a poseer bienes
propios. No hablamos de la pobreza que libera sino de la que excluye y
roba la dignidad porque condena a vivir en condiciones de vida
inhumanas.
La pobreza entendida como empobrecimiento no es natural ni
libremente escogida, es padecida. ¿Qué felicidad puede haber cuando una
persona es condenada a malvivir en situación de exclusión, sin el
mínimo exigido para vivir con dignidad? En este sentido, la pobreza es
un hecho social, es el resultado de una sociedad injusta que no reconoce
-en la práctica- que todos somos iguales frente al derecho universal y
común a la vida, al acceso a los bienes que la hacen digna y humana.
¿Inevitable?
La pobreza no es natural ni tampoco inevitable. Esta es
una falacia que tenemos que desmontar. La pobreza es el resultado de
progresivos procesos de empobrecimiento. Tiene causas sociales,
económicas, políticas. Y una de estas causas funciona a nivel
ideológico: se trata de repetir sin cesar que la pobreza es natural e
inevitable, que siempre ha habido y habrá pobres. Se pretende ocultar
las causas humanas, sociales que están provocando y perpetuando
situaciones de empobrecimiento.
Si no es natural, ello quiere decir que se puede
erradicar, mientras que si admitimos –porque nos lo hacen creer- que es
natural e inevitable terminaremos por resignarnos y aceptar situaciones
inaceptables. Esta repetición tiene como función práctica crear
actitudes de resignación y de pasividad.
Además, la interiorización de este mensaje provoca otro
efecto negativo dañino: se llega a responsabilizar o culpabilizar a los
pobres de su situación de empobrecimiento, con lo que son doblemente
víctimas. En este mismo sentido escribe el papa Francisco: “Algunos
simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de
sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar
la solución en una «educación» que los tranquilice y los convierta en
seres domesticados e inofensivos. Esto se vuelve todavía más irritante
si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción
profundamente arraigada en muchos países -en sus gobiernos, empresarios e
instituciones- cualquiera que sea la ideología política de los
gobernantes.” (EG 60).
Toda la ambición de los Objetivos del Milenio se ha
limitado a reducir la pobreza extrema -la de quienes viven con menos de
un dólar al día y que son 1.300 millones- a la mitad en 2015. Es decir
que unos 600 millones de personas pasaran de extremadamente pobres a
pobres, a vivir con algo más de un dólar, pero con menos de 2 al día.
¿Podemos resignarnos a esta situación?
Causas no síntomas
Las desigualdades sociales que están en la raíz de la
pobreza son claramente estructurales y tienen que ver con la injusticia y
la exclusión creadas por un sistema injusto y miope en su raíz. El
actual sistema económico financiero especulativo es el causante de las
enormes desigualdades económicas. Es también un sistema depredador de
los bienes de la naturaleza y de los recursos humanos. Por eso, esta
iniciativa pretende ir a las causas del empobrecimiento y no ocuparse
únicamente de los síntomas porque se trata de desenmascarar y atacar las
causas estructurales del empobrecimiento y de la injusticia que lo
crea.
Si queremos vivir en un mundo de ciudadanos iguales, en
una sociedad justa, equitativa, solidaria, en una sociedad que
corresponda al sueño de Dios que el evangelio llama Reino de Dios,
entonces no podemos aceptar los actuales procesos de empobrecimiento que
condenan a mal vivir a una gran mayoría de la población mundial.
Las causas del empobrecimiento actúan a través de leyes
(que protegen los intereses de lo más ricos, de las multinacionales
frente a los Estados soberanos), de instituciones (pensemos en el FMI,
en el BM, en la OMC, en la TROIKA), en prácticas sociales y colectivas
(apropiaciones indebidas de bienes comunes y públicos). No se puede
confiar a una empresa que tiene intereses económicos especulativos la
gestión de un bien común como es un hospital, y de un derecho: la salud.
Al igual que en el siglo XIX se declaró ilegal la
esclavitud, en nuestros días tenemos que declarar ilegal la actual
situación de empobrecimiento.
Al ser declarada ilegal la esclavitud, su abolición supuso
un enorme progreso humano. Nadie, ningún ser humano debía ser esclavo
de otro; ninguno tenía derecho a tener esclavos. Esta declaración de
principio y su posterior conquista práctica y real supuso un enorme
progreso.
Declaración que pasó a las leyes, y las leyes tienen su
importancia. Sabemos bien que nuestra constitución reconoce derechos que
no están garantizando para muchos compatriotas. A pesar de ello, es
importante tener textos de ley o leyes vinculantes, y exigibles por los
ciudadanos.
Un desafío esperanzador
Sostiene el profesor R. Petrella que las legislaciones que
siguieron a la declaración de ILEGALIDAD de la ESCLAVITUD permitieron
hacer enormes progresos sociales y que no fueron únicamente los
adelantos técnicos los que crearon el desarrollo social y humano
alcanzado en el siglo XIX, sino que fue esta declaración -la esclavitud
es ilegal plasmada en leyes, la que posibilitó y favoreció el progreso
entonces conseguido. ¿Utópico? Si renunciamos a los sueños y a las
utopías dejamos de ser humanos, mutilamos algo profundo de nosotros
mismos. No fue únicamente la máquina de vapor la que creó el progreso
sino la declaración de ilegalidad de la esclavitud, junto con la
adopción de otras leyes en las que se concretaban los sucesivos derechos
civiles, políticos y posteriormente los sociales. Esos que ahora están
limitando los gobernantes de turno a las órdenes de la Troika y del
neoliberalismo arrogante y cruel. En lugar de perseguir el fraude
fiscal, la evasión de capitales, de cerrar los paraísos fiscales o de
crear una fiscalidad justa y progresiva, prefieren recortar derechos
sociales a las clases más populares imponiendo el “austericidio”.
Algunos poderes están declarando “ilegales” a los pobres en lugar de
declarar ilegal la pobreza.
El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea de la ONU efectuó
la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En el 2018 se
cumplirán los 70 años de la misma, es nuestra oportunidad para que
logremos que la ONU, establezca una resolución de declarar ilegal la
pobreza. He aquí un desafío esperanzador.
2. La pobreza es una construcción social. Pobres lo devenimos.
3. No es la sociedad pobre la que “produce” pobreza.
4. La exclusión produce el empobrecimiento.
5. En cuanto estructural, el empobrecimiento es colectivo.
6. El empobrecimiento es producto de una sociedad que no cree en el derecho a la vida y a la ciudadanía para todos, ni tampoco en la responsabilidad política colectiva que garantice estos derechos a todos los habitantes de la Tierra.
7. Los procesos de empobrecimiento se producen en sociedades injustas.
8. La lucha contra la pobreza (el empobrecimiento) exige en primer lugar luchar contra la riqueza (el enriquecimiento) desigual, injusta y predadora.
9. “El planeta de los empobrecidos” ha ido creciendo cada vez más a causa de la erosión y de la mercantilización de los bienes comunes perpetradas a partir de los años ’70.
10. Las políticas de reducción o de eliminación de la pobreza aplicadas en los últimos cuarenta años han fracasado porque estaban dirigidas a los síntomas (medidas curativas) y no a las causas (medidas resolutivas).
11. Hoy la pobreza es una de las formas más avanzadas de esclavitud porque se basa en un “robo de humanidad y de futuro”.
12. Con el fin de librar a la sociedad del empobrecimiento hay que declarar “ilegales” las leyes, las instituciones, las prácticas sociales y colectivas que generan y alimentan los procesos de empobrecimiento.
Se
proponen, a partir del libro “Le fabbriche della povertà”, los
doce principios de la campaña ‘DECLAREMOS ILEGAL LA POBREZA’. En
la contraportada leemos : “La pobreza, no es un hecho natural,
inevitable como la lluvia, sino que es la consecuencia de procesos
sociales, culturales, económicos y políticos … No nacemos pobres,
sino que nos convertimos en empobrecidos”.
Que
hablemos de la India o de EE.UU., la realidad es la misma: algunos
datos que sacamos de las primeras páginas del libro.
En
la India hay más de 500 millones de pobres, sin embargo este país
acaba de terminar la construcción del primer gran portaaviones ‘made
in India’ y sigue consolidando su posición como potencia atómica.
Hoy todavía, se cuentan en China cientos de millones de pobres, y
sin embargo en no menos de diez ciudades del país se están
construyendo torres de entre 400 y 700 metros de altura. En los
EE.UU. hay más de 80 millones de personas que viven por debajo del
umbral de la pobreza, y sin embargo en New York se completarán dos
grandes torres con pisos ultra lujosos para multimillonarios.
1.300
millones de personas viven con menos de 0,94 € al día. Más: el
total de la riqueza de estas personas, 360.000 millones de €
corresponde a un tercio (!) de la riqueza de los cien más ricos en
el mundo. ¡Sí que tenían razón aquellos que, en 2012, propusieron
ocupar Wall Street al grito de ‘nosotros somos el 99%, ellos el 1
%!
Los
doce principios sobre la pobreza
1. Nadie nace pobre o
elige serlo.2. La pobreza es una construcción social. Pobres lo devenimos.
3. No es la sociedad pobre la que “produce” pobreza.
4. La exclusión produce el empobrecimiento.
5. En cuanto estructural, el empobrecimiento es colectivo.
6. El empobrecimiento es producto de una sociedad que no cree en el derecho a la vida y a la ciudadanía para todos, ni tampoco en la responsabilidad política colectiva que garantice estos derechos a todos los habitantes de la Tierra.
7. Los procesos de empobrecimiento se producen en sociedades injustas.
8. La lucha contra la pobreza (el empobrecimiento) exige en primer lugar luchar contra la riqueza (el enriquecimiento) desigual, injusta y predadora.
9. “El planeta de los empobrecidos” ha ido creciendo cada vez más a causa de la erosión y de la mercantilización de los bienes comunes perpetradas a partir de los años ’70.
10. Las políticas de reducción o de eliminación de la pobreza aplicadas en los últimos cuarenta años han fracasado porque estaban dirigidas a los síntomas (medidas curativas) y no a las causas (medidas resolutivas).
11. Hoy la pobreza es una de las formas más avanzadas de esclavitud porque se basa en un “robo de humanidad y de futuro”.
12. Con el fin de librar a la sociedad del empobrecimiento hay que declarar “ilegales” las leyes, las instituciones, las prácticas sociales y colectivas que generan y alimentan los procesos de empobrecimiento.
Revista Misioneros Javerianos nº 486