¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo?
Nota acerca de la muerte de inmigrantes en Ceuta
La
muerte, el pasado 6 de febrero, de al menos quince inmigrantes que
trataban de llegar a territorio español a través de la frontera de
Ceuta es un drama humano de primera magnitud, que nos produce una
profunda tristeza y dolor.
Además, las
circunstancias en que dichas muertes se han producido suscitan graves
dudas acerca de la actuación de las fuerzas de seguridad españolas. Por
ello, consideramos necesaria una investigación independiente y
exhaustiva acerca de estos hechos, a fin de determinar y exigir posibles
responsabilidades, así como una revisión en profundidad de la
estrategia policial empleada, para tratar de evitar la repetición de una
tragedia como esta.
Son ya desgraciadamente
demasiado frecuentes los sucesos de personas que mueren tratando de
llegar a Europa. Hace unos meses lamentamos también las muertes de
inmigrantes en las costas de la isla italiana de Lampedusa, mediante nuestra nota del pasado 1 de noviembre.
Lo cierto es que estos hechos vuelven a poner en cuestión el compromiso
afirmado en repetidas ocasiones por la Unión Europea (UE) de que sus
políticas de asilo, gestión de flujos y control de fronteras sean
respetuosas con los derechos humanos. Las rígidas fronteras europeas,
para cuyo control y vigilancia no se escatiman recursos, no solamente no
evitan las entradas irregulares, sino que hacen de la decisión de
emigrar un proyecto peligroso que pone en riesgo vidas y alimenta a las
mafias, contribuyendo además a crear una visión criminalizadora de los
inmigrantes irregulares, que es a menudo aprovechada para alentar
posturas racistas y xenófobas en el seno de la UE.
En
estos momentos en los que desde la Comisión Europea se está revisando
el diseño de lo que serán las grandes líneas futuras de su política
migratoria, es preciso reiterar la necesidad de que sean tenidas en
cuenta las recomendaciones señaladas por el Relator de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos de los Migrantes, así como las de
numerosas organizaciones de la sociedad civil, entre las que se
encuentra el grupo de organizaciones cristianas (COMECE, CCME, Caritas
Europa, ICMC, Eurodiaconia, JRS-Europe, QCEA) o PICUM (Plataforma por
los derechos de los inmigrantes indocumentados en Europa).
En este sentido:
-
Es exigible que se parta de un contexto más acorde con la realidad en
las políticas de gestión de flujos laborales, reconociendo necesidades
no cubiertas en los mercados de trabajo y propiciando que se abran más
canales, realistas y eficaces, para favorecer la inmigración regular con
derechos plenamente garantizados y en un contexto de absoluta
transparencia.
- Es necesario dejar de restringir
el derecho a la reagrupación familiar a través de la aplicación de la
directiva sobre reagrupación en su más amplio sentido.
- Es preciso evitar que la UE externalice la vigilancia de fronteras o
la protección a los grupos más vulnerables y que no se confieran a
países con dudosa reputación en materia de protección de los derechos
humanos.
- La UE debe cuidar de una manera
exquisita la transparencia y las garantías en los procedimientos de
asilo, devolución y retorno.
La aplicación de
todas estas medidas podría reducir drásticamente el número de personas
muertas en su intento de llegar a la UE.
La construcción de una UE que pretende ser referente en el respeto a los derechos humanos (ver Preámbulo del Tratado de la UE)
implica la revisión y en su caso eliminación de aquellas políticas,
iniciativas e instrumentos que en su modo de aplicación acaben
vulnerando los mismos.
Por último, como ya
expresamos en la nota de Lampedusa, volvemos a pedir un mayor y más
profundo compromiso de los países europeos a favor de la asistencia
humanitaria y la cooperación al desarrollo en África y Oriente Próximo,
que favorezca la paz y la democracia, afrontando de esta manera las
causas que generan emigración.
En sintonía con el
papa Francisco que alertaba sobre el peligro de globalizar la
indiferencia, y en comunión con los obispos españoles que, con motivo de
la Jornada Mundial del Inmigrante y del Refugiado 2014, abogaban para
que “no se niegue el auxilio y la asistencia a los inmigrantes en
situaciones de peligro para la vida”, reiteramos la necesidad de
recuperar el sentido de la responsabilidad fraterna entre personas y
pueblos. Una fraternidad capaz de remover las estructuras de injusticia y
egoísmo, generadoras de insoportables carencias y desigualdades que
están en el origen de los fenómenos migratorios masivos hacia Europa.
Comisión General de Justicia y Paz
Madrid, 14 de febrero de 2014Fuente: http://www.juspax-es.org/index.php/actividades/ver/id_actividad/277