Día Mundial contra el Trabajo Infantil

Un gran número de niños hacen trabajos domésticos, remunerados o no, en los hogares de terceras personas. Sus vidas transcurren ocultas a la mirada de la sociedad y lo habitual es que se encuentren aislados y alejados de sus familias. Por ello, estos menores son particularmente vulnerables a la explotación y las historias de abuso son muy frecuentes.
En 1997 se pusieron las bases de una acción mundial concertada cuya finalidad fuera la eliminación del trabajo infantil. Esta necesidad se manifestó en la Conferencia de Ámsterdam sobre la lucha contra las formas más intolerables del trabajo infantil y la Conferencia Internacional de Oslo sobre el Trabajo Infantil.
Y en 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) declaró el 12 de junio como Día Internacional contra el Trabajo Infantil con el propósito de dar a conocer el alcance del problema y promover iniciativas para resolverlo, con la participación de los gobiernos, las empresas, los sindicatos, la sociedad civil, y todos y cada uno de nosotros.
Este año, en el Día mundial contra el trabajo infantil se hace un llamamiento a favor de:
  • una educación de calidad, gratuita y obligatoria para todos los niños hasta por lo menos la edad mínima de admisión al empleo y emprender acciones para llegar a aquellos niños actualmente en situación de trabajo infantil;
  • nuevos esfuerzos para asegurar que las políticas nacionales sobre trabajo infantil y educación sean coherentes y eficaces;
  • políticas que garanticen el acceso a una educación de calidad e inversiones en personal docente.


TRABAJO INFANTIL Y EDUCACIÓN:
La educación es un elemento decisivo de toda actividad eficaz para erradicar el trabajo infantil. Existen muchas explicaciones del trabajo infantil que guardan relación entre sí. Ningún factor aislado explica plenamente la persistencia del fenómeno ni por qué en algunos casos aumenta. En última instancia, la forma en que diferentes causas interactúan en diferentes niveles entre sí determina si un niño trabajará o no.
La participación de los niños en la fuerza de trabajo es infinitamente variada y cambiante, y responde a los cambios sociales y del mercado; a ello se agrega la flexibilidad de la enorme y desprotegida potencial fuerza de trabajo infantil. La pobreza y la exclusión social, la movilidad de la mano de obra, la discriminación y la falta de suficiente protección social y de oportunidades de educarse inciden en la situación del trabajo infantil.
La experiencia ha demostrado que la combinación de crecimiento económico, respeto de las normas del trabajo, educación universal y protección social, junto con una mejor comprensión de las necesidades y derechos de los niños, puede reducir de forma significativa el trabajo infantil, un problema persistente que, incluso si se supera en ciertos lugares o sectores, tenderá a reaparecer en modalidades nuevas y a menudo imprevisibles. La respuesta al problema debe ser tan versátil y adaptable como el propio trabajo infantil. No existen las fórmulas sencillas y rápidas para solucionarlo ni un programa de acción de aplicación universal.
En el último decenio, el criterio del IPEC (Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil) respecto de la eliminación del trabajo infantil ha evolucionado gracias a la experiencia que ha adquirido y a las necesidades cambiantes de sus asociados en la asistencia. El programa incorpora una amplia gama de áreas de trabajo contra el trabajo infantil, entre los que cabe citar la investigación y las estadísticas, la cooperación técnica, una unidad de vigilancia y evaluación, servicios de asesoramiento y promoción, y una unidad educativa.
Al recurrir a la educación como arma de lucha contra el trabajo infantil tanto en entornos formales como no formales el IPEC ha demostrado ser un programa innovador y experimentado. Se ha constatado que este recurso es de suma utilidad en la prevención del fenómeno y la rehabilitación de los niños que solían trabajar. La educación no formal o de transición ha sido provechosa en la rehabilitación de los niños rescatados del trabajo. La educación y la formación profesionales han facilitado las calificaciones necesarias de cara el empleo remunerado, lo cual a su vez contribuye al desarrollo local y nacional. Por otra parte, el IPEC presta asesoramiento técnico y en materia política a los gobiernos, velando por que en las políticas educativas se conceda especial atención a los niños expuestos al riesgo de trabajar.

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