Europa, no maltrates ni oprimas a los inmigrantes
En la liturgia de este pasado domingo leímos esta grave advertencia "El Señor dice: no molestes ni oprimas al forastero, porque vosotros también fuisteis forasteros en Egipto." (Éxodo 22, 20). Esta frase nos recuerda también aquella parábola de Jesús sobre el juicio final: Era forastero y no me acogisteis (Mt, 25,43). Tomamos con ello consciencia de que la acogida y respeto al inmigrante es uno de lugares claves donde se mide nuestra estima del prójimo. Hoy podemos interpretar esta advertencia como dirigida a nosotros los europeos, que hemos olvidado que fuimos inmigrantes. Pero hemos olvidado también que fuimos colonizadores, opresores, ladrones y destructores de pueblos y culturas de allí donde fuimos, y allí creamos vínculos de sumisión, dependencia y explotación que aún perduran. Estos hechos nos hacen aún hoy parcialmente responsables de la situación de aquellos países. Y, por ello, nos hacen también responsables indirectos del éxodo masivo de millones de personas q